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La belleza de Petra es difícil de explicar, las palabras apenas hacen justicia a la magnificencia de una de las Nuevas Maravillas del Mundo, Petra. Legado del pueblo nabateo, un pueblo árabe trabajador y de los más talentosos de la historia que se establecieron en el sur de Jordania hace más de 2.200 años.
Los nabateos eran un pueblo inteligente y práctico, se abrían a las culturas externas, las absorbían y las añadían su propio estilo, dando como resultado final una maravillosa mezcla cultural. Por eso al pasear por Petra vemos testimonio de aquello: monumentos del arte clásico (greco-romano), mesopotámico, egipcio y local mezclados en cada obra de arte.
La ciudad era pura vida y fue un importante centro para las lucrativas rutas comerciales que enlazaban China con Roma, dichas caravanas paraban en Petra para descansar, les ofrecía agua y protección de los maleantes. Esta remota ciudad es indudablemente uno de los grandes tesoros arqueológicos del mundo, admirada por su refinada cultura, su impresionante arquitectura y sus complejos e ingeniosos diques y canales de agua.
Recorrer Petra es recorrer la historia a través de unos momentos increíbles con colores sorprendentes, no es lo mismo verla por la mañana que por la tarde o incluso por la noche. A mí lo que más me sorprendió fue el paseo por la antigua entrada principal “As-Siq”, es una estrecha y profunda garganta que te impresiona por su grandeza, tras cada curva te sorprende algo, no puedes dejar de caminar expectante por lo que te deparará después de la siguiente curva, hasta que por fin llega la vista más deseada y, probablemente, las más fotografiada.
Y de repente, allí está, erguido y exultante de belleza, Al –Khazneh (El Tesoro), el monumento más bello de la ciudad inspirado en el arte helenístico y con un toque artístico nabateo. Viendo la fachada excavada en la piedra te das cuenta de la genialidad arquitectónica, no hay palabras, hay que verlo y disfrutarlo. Sin duda alguna, aquí encontramos una de esas fotos para guardar en nuestra retina.
Inexplicablemente, Petra fue abandonada gradualmente y después del s. XIV se perdió completamente, hasta que el viajero Johann Ludwing Burckhards la redescubrió en el año 1812. Declarada por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, algunos arqueólogos han clasificado a la antigua Petra como la octava maravilla del mundo antiguo, afirmación que no te extraña una vez que has visto esta “exultante” maravilla.