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Hacemos un recorrido por una de las cinco ciudades más grandes de Alemania, Frankfurt am Main, o lo que es lo mismo Fráncfort del Meno, más comúnmente conocida como Frankfurt. La ciudad gótica más grande de Europa Central, destruida por los bombardeos en la Segunda Guerra Mundial es hoy, centro económico y financiero de Europa y capital económica y financiera de la UE, una ciudad de contrastes donde convive la ciudad y el río, los edificios con los parques y la tradición con la modernidad.
Las altas fachadas de los edificios de los bancos, que parecen querer alcanzar el cielo, son el símbolo de la ciudad. Entre el barrio de la estación de ferrocarril, la feria y la antigua ópera, se sitúa el distrito financiero, destacando: el Banco Central Europeo (BCE), el Deutsche Bundesbank con sus dos torres simbolizando el “debe” y el “haber” (foto inferior), la Torre de la Feria, sede de importantes ferias a nivel mundial, edificio de la Bolsa con el Oso y el Toro, dos símbolos bursátiles que simbolizan las bajas y alzas de la bolsa.
Seguimos recorriendo la ciudad para llegar a la Plaza Römerberg (foto inferior), centro del casco antiguo de la ciudad, donde se encuentra uno de los ayuntamientos históricos más hermosos, no podremos dejar de admirar la fachada del Römer (foto principal), una reconstrucción del “frente de tres casas” decorada con elementos ornamentales al estilo neogótico. En su época dorada se celebraba en esta plaza ferias y grandes ceremonias como la coronación de los emperadores alemanes.
A poco metros nos encontramos con la Catedral de San Bartolomé, destaca sobre el resto de los edificios por su color rojizo y sus casi 100 m de altura, fue reconstruida en los años 50 del s. XX. Podemos vislumbrarla desde cualquier punto alto de la ciudad. Otro de los edificios con nombre propio es al Antigua Ópera (foto inferior), edificio de estilo italiano del Alto Renacimiento y reconstruido fiel al original, con sus impresionantes salas y excelente acústica, perfecto para actuaciones de todos los ámbitos.
Frankfurt está situado junto al río Meno, el cual domina la imagen de la ciudad, los propios puentes son monumentos en sí mismos. A ambos lados encontramos nobles casas de burgueses y comerciantes, bonitas iglesias, museos y rascacielos, es un verdadero museo al aire libre de estilos y épocas muy diferentes. Un cinturón verde rodea la ciudad con sus bosques, parques, campos, prados, arroyos y una flora y fauna muy rica. En cuanto sale el sol sus laderas se llenan de gente que aprovecha para hacer deporte o sentarse cómodamente con una buena cerveza en la mano.
Cuna de un genio, Johann Wolfgang von Goethe, la ciudad se abre sin quererlo ante todo aquel que siga sus huellas, como su casa natal, el museo y la Torre de Goethe entre otros. Otra opción cultural para los amantes de los comics es el Museo “Caricatura”; si añadimos historia y cultos visitamos el Museo Judío, una buena elección para ver objetos judíos de uso cotidiano y de culto que muestran el día a día y la cultura en la sinagoga y en el hogar. No obstante a orillas del Meno, en Sachsenhause, unos de los rincones más acogedores de esta ciudad, se extiende el paseo artístico y cultural de esta ciudad.
No podemos abandonar esta ciudad sin montarnos en el tranvía de vivo colores «Ebbelwei-Express», sin probar las rosquillas saladas típicas (Brezeln), el vino de manzana (Apfelwein), preferiblemente en una tasca típica, sin beber una cerveza Pilsner y comer una salchicha de los númeroso puestos que encontraremos junto al río Meno. Disfrutarlo!