Japón.- Armoniza su gusto por lo occidental con la conservación de su historia y sus ancestrales costumbres. Es un ejemplo de cómo se puede vivir en el país más tecnológico del mundo y a la vez mantener sus tradiciones. Ya sea en Tokio, Kyoto, Nara, Nagoya, Kamakura, Hiroshima, etc, algo siempre nos sorprenderá. Los templos, los jardines, su comida, su religión, sus bailes, sus rituales, sus torii, sus pagodas, etc.
No podemos irnos de este país sin dormir en un ryokan, darnos un baño en un Onsen, pasear por el pueblo de Sirakawa-go y comer comida japonesa.