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Adentrándonos en la zona de montañas y valles de Japón, llegamos a Sirakawa-go, excursión de un día que podemos realizar desde Takayama. Este pueblo tan encantador, situado en el Valle de Shokawa y rodeado de montañas que mantiene una capa de nieve desde diciembre a marzo, fue refugio histórico para derrotados y perseguidos. Desde la zona del parking recorremos unos metros para cruzar el puente que te lleva a Ogimachi, es la aldea más grande y la principal atracción de Shirakawa-go. En 1995 fue declarado Pratrimonio de la Humanidad.
El gran atractivo, además del marco natural, es la arquitectura de sus casas tradicionales construidas según el estilo gassho-zukuri (manos en oración) y algunas de ellas cuentan con más de 250 años de antigüedad. Su estructura es bastante sorprendente y llama la atención la forma de sus pronunciados tejados de paja, con una pendiente de 60º, muy conveniente para que se deslice la nieve y el agua de los duros inviernos y proporcionando un lugar para vivir y trabajar.
Son casas con una estructura de madera, su forma es rectangular y con tres/cuatro plantas, son amplias y solían acomodar varias generaciones. Tradicionalmente la buhardilla se dedicaba a la cría de gusano, que ofrecía condiciones idóneas para todas las etapas de crecimiento, para la fabricación de seda, esta labor se llevó a cabo hasta la década de los 70.
Sólo quedan 150 casas gassho originales de las 1.800 que había en todo el valle. Los tejados de las casas se reponen entre abril y mayo, trabajo realizado por unos 200 aldeanos que de forma voluntaria ayudan a reparar los tejados durante 2 días. Como curiosidad decir que para maximizar las condiciones de ventilación y luz, la orientación de las casas es la misma para todas, al ser una zona donde los vientos soplan de norte a sur, hacen coincidir las ventanas de ambos lados para provocar corrientes, además utilizan para las vigas árboles derribados por la nieve, al estar “deformes” absorben la presión mejor que las vigas rectas.
Desde el mirador la estampa que ofrece de la aldea y sus arrozales es espectacular, es uno de esos lugares que no puedes dejar de observar cada rincón, cada casa, cada objeto… es sin lugar a duda un sitio para guardar en tu memoria.