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Nos adentramos en una de las joyas asiáticas por excelencia, Vietnam es una mezcla de contrastes, de norte a sur los paisajes, su cultura, sus gentes, sus costumbres y su historia cambian pero mantiene una esencia común que no te deja indiferente y te enriquece. Según vas avanzando por este país más te enamoras de él, hay mucho que ver y disfrutar, pero hay lugares imprescindibles que os recomendamos no perderos.
Comenzando por la zona norte de SAPA, recomendamos llegar en el genuino tren nocturno «Oriental Express» que sale desde Hanoi, tras 9h de trayecto y unos 20 minutos en autobus llegamos a un hermoso valle repleto de arrozales y salpicado de aldeas que albergan a gran número de etnias de las montañas. Las cumbres están cubiertas por una constante neblina que cuando desaparece deja al descubierto este bello paisaje, es el lugar ideal para rutas de senderismo, compra de bolsos artesanales y ropa de montaña.
Desde este punto proseguimos a la capital, Hanoi. Mantiene su viejo espíritu en el Barrio Antiguo, recorrer sus bulliciosas y estrechas calles es toda una aventura, al principio da miedo cruzar las calles sorteando la multitud de motocicletas y te quedas parado en el paso de cebra esperando, pero al final acabas lanzándote al “ruedo” porque ellos no paran. Luego nos vendrá bien un remanso espiritual en el templo de la Literatura, pasear por la orilla del lago Hoan Kiem o disfrutar del arte ancestral de las marionetas de agua.
Y llegamos a una de las maravillas naturales del mundo, Bahía de Halong, sin duda alguna, una de las bellezas naturales que se puede contemplar en este mundo, no hay palabras que pueda definirla, hay que contemplarlo desde los cinco sentidos. Sus más de 3.000 islas surgen del agua color esmeralda para conformar una visión de belleza inigualable. Podremos contemplar esta maravilla desde la cubierta de alguno de los barcos que la transitan, nadar en alguna de sus pequeñas playas, hacer kayak por sus tranquilas aguas o visitar alguna de las cuevas. Un lugar, que sin duda alguna, enamora.
Y cuando ya piensas que ya has visto lo mejor de Vietnam, llegas a Hoi An, y te quedas hechizado por su encanto y el ambiente histórico que envuelve a la ciudad antigua, pasear por sus calles y visitar alguna de las casas antiguas te transporta a la época de los mercaderes, cruzar el puente japonés o visitar alguno de los templos chinos nos acerca al legado que ambos pueblos dejaron en esta ciudad. Pero no podemos dejar esta ciudad sin recorrer sus calles en bicicleta, comer en el mercado un plato de Pho o Cao Lâu, entrar en una sastrería aunque sólo sea para admirar la cantidad de telas y agilidad en hacer trajes a medida y buscar entre los numerosos farolillos el que más nos gusta.
A pocos kilómetros de Hoi An se encuentra Hue, capital de los emperadores Nguyen, y por tanto está repleta de templos, palacios, tumbas y pagodas. Su atractivo turístico se encuentra dentro de la Ciudadela, cuyo mayor estandarte es el Recinto Imperial, bombardeado durante las guerras parece un parque con ruinas pero las labores de restauración están avanzando progresivamente. Dentro del recinto se encuentra la Ciudad Púrpura Prohibida, reservada para el uso personal del emperador, los únicos que podían entrar eran los eunucos porque no eran ninguna amenaza para las concubinas reales. Recomendable llevar un buen guía que nos vaya contando todas las historias de la corte.
El broche final de Vietnam lo pone la ciudad de Ho Chi Minh, antigua Saigón, la ciudad más poblada y la más caótica. Si en Hanoi ya era una aventura cruzar las calles por la “inundación” de motocicletas, aquí es ya una odisea, pero no hay que tener miedo, si cruzamos despacio, ellos te esquivan. CHCM es más cosmopolita y se asemeja a cualquier metrópoli. Es punto de partida para excursiones de un día a los túneles de Cu-Chi y Delta del Mekong broche final para un recorrido por este maravilloso país.
Han quedado lugares por ver, pero siempre hay que dejar algo para la próxima vez. Vietnam desde Madrid es un destino asequible y a tener en cuenta!