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Esta hermosa ciudad, una de las más bellas del mundo, se ha convertido en un destino popular para vacaciones cortas y, en ocasiones, puede llegar a incomodar de lo abarrotada que está de turistas, aún así, merece la pena pasearse por esta ciudad donde conviven armónicamente edificios monumentales de su glorioso pasado. El río Vltava, vertebra importante de la ciudad, da un aire de oxigeno a la ciudad, es surcado por cruceros turísticos de diferentes duraciones, y en verano hay un transbordador de servicio regular que nos hará disfrutar de una campiña preciosa y vislumbrar algunos de los principales puentes de la ciudad y de las islas.
Cruzando el emblemático Puente de Carlos, impresionante proeza de ingeniería medieval; torres preciosas y estatuas barrocas que bordean el pasadizo, llegamos al Castillo de Praga (Hradcany), probablemente la imagen más conocida de la ciudad, surcado por estrechas calles empinadas, abruptos tejados, torres y cúpulas, y jardines. La larga fachada palaciega está coronada por agujas y los pináculos góticos irregulares de la Catedral de San Vito, escenario de la coronación de todos los reyes de Bohemia y la mayor muestra de arte gótico de la ciudad. En esta parte del río también se encuentra la Ciudad Pequeña (Malá Strana) que conserva una gran parte de sus palacios y casas históricas.
En la otra parte del río se encuentra la Ciudad Vieja (Staré Mĕsto), la zona más medieval de Praga. La plaza es una de las más bonitas que podréis ver, allí se encuentra el mundialmente famoso Reloj Astronómico y desde su torre podemos acceder a un mirador para apreciar desde las alturas el centro histórico. La Torre de la Polvora merece también una parada o la Iglesia de San Nicolás. Para los aficionados a la fotografía un reto es captar la iluminación nocturna de la Iglesia de Ntra. Señora del Týn.
Paseando hacia el norte de la ciudad vieja llegamos al Barrio Judío (Josefov) se originó al unirse las comunidades judías que existían en la Edad Media, merece la pena visitar el cementerio y las seis sinagogas. Hacía el sur llegamos a la Ciudad Nueva (Nove Mĕsto), fundada en el s. XIV por Carlos IV, es una de las zonas más extensas de Praga. Donde, en sus orígenes, se encontraba los 3 grandes mercados (heno, ganado y caballos) ahora se ubica la Plaza de Wenceslao, centro comercial de la ciudad. En esta zona se encuentran Museos, la Opera y el Teatro Nacional con su tejado cubierto de oro.
Praga enamora, es una ciudad para vivir y disfrutar, para pasear a cualquier hora del día y disfrutar de sus famosas tascas bohemias donde se puede degustar la mejor cerveza del mundo, según los expertos.