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Miyajima significa Isla-Santuario, según te acercas en el transbordador ya ves el emblema de esta isla, una imponente torii construida en el mar, que nos avisa que estamos ante una isla sagrada. La torii del santuario Itsukushima es una de las más emblemáticas y visitadas del país. Parece flotar sobre el agua.
Una de las curiosidades de esta isla, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, es que carece de cementerios y maternidades, por lo que está prohibido nacer y morir en la isla, tampoco se permite talar árboles, de ahí la increíble vegetación que cubre la isla, si a esto le añadimos las playas, el atardecer, las rutas a pie y los ciervos mansos que nos acompañaran por la isla, la convierten en un destino muy popular y de gran belleza del país nipón.
Lo principal de la isla que hay que visitar es el Santuario Itsukushima, dedicado a la diosa guardiana de los mares, que tiene la peculiaridad de haber sido construido parcialmente sobre el mar y los edificios se “anclan” sobre pilotes. Este complejo se compone de un santuario principal y de varios templos secundarios conectados por diferentes galerías. El conjunto monumental se extiende sobre el mar a ambos lados del santuario. El santuario principal se divide en 3 áreas: el heiden (pabellón de ofrendas, donde los dioses habitan), el haiden (pabellón de oficios, donde sólo los sacerdotes ingresan), el hairaiden (pabellón de purificación, donde las personas oran). El mejor momento para verlo es cuando sube la marea y los edificios se reflejan en el mar, parece que flota sobre el agua.
La Puerta torii es el símbolo de Miyajima y es la entrada marítima al santuario Itsukushima. La primera fue construida por el jefe guerrero Taira no Kiyomori en el s. XII, la actual estructura de color bermellón data de 1875, tiene poco más de 16 metros de altura y un diseño de 4 pilares que la proporcionan estabilidad para “descansar” sobre el fondo del mar. Cuando baja la marea podemos llegar a pie hasta los cuatro pilares que la sustentan. La torii al atardecer es algo que no nos podemos perder.
Detrás del santuario encontramos el parque Momijidani (valle de la hoja de arce) a través de este parque llegamos al teleférico que nos lleva hasta la cima del Monte Misen, allí encontraremos una reserva de monos, ciervos (animales sagrados), un templo y una vistas espectaculares (si está despejado) del mar Interior de Seto. Para los más “activos”, deciros que hay varios senderos que recorren las laderas.
Otro de los símbolos de la isla es la Pagoda de cinco plantas, Goju-no-to, construida en 1407 es un mezcla exquisita de de la arquitectura japonesa de la época y la dinastía china Tang. Junto a ella está el Senjokaku (pabellón de los mil tatamis) que es el edificio más alto de la isla. Este edificio dedicado a la lectura de los sutras se construyó a finales del s. XVI.
A las faldas del Monte Misen nos encontramos con un templo budista, Templo Daishoin, este complejo alberga una ecléctica mezcla de estatuas budistas. Todo un remanso de paz, alejado del bullicio del puerto y del santuario y que nos ofrece una hermosa vista de Miyajima.
Aunque la isla se recorre en poco tiempo, os sugerimos, que como mínimo pernoctéis una noche para poder contemplar el atardecer sin prisas y deleitaros de este bello espectáculo, con la torii de protagonista indiscutible. Os puedo garantizar que es un alto en el viaje que merece la pena.