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¿Por qué se le llama el «país de las sonrisas»? Por la hospitalidad de sus gentes, es más que un recurso turístico, es parte de su identidad cultural. En este país converge mar, montaña, colinas, valles y ríos, dicen que es debido a un proyecto logrado de paraíso terrenal, y perfectamente podría ser verdad. Curiosamente la palabra Tai, significa libre, por lo que, literalmente, Tailandia significa «la tierra de los hombres libres«
Durante las primeras horas de estancia es este país te sorprende la adoración que tienen por Buda y por su Rey. Tailandia, es una monarquía constitucional, cuya cabeza visible es el rey Bhumidol Adulyadej, el noveno de la dinastía Chakri. En cualquier rincón de Tailandia se puede comer y dormir por muy pocos Euros. Los masajes son muy baratos, por lo que después de un día de turismo es recomendable un buen masaje para relajarnos y tomar fuerzas para el siguiente día. Para los amantes de las compras deciros que estáis en el país adecuado, el «shopping» es una auténtica manía nacional y el regateo es un arte.
El masaje tailandés llegó a Tailandia desde la India durante la expansión del Budismo (S. II y III AC) y recibió la influencia en la medicina china. Se usa para equilibrar cuerpo, mente y espíritu. Un masaje en Wat Pho (Bangkok), donde se encuentra el centro de medicina tradicional, es una buena manera de entrar al mundo de los masajes, por cierto, una vez que empiezas es difícil de parar. El masaje con «peces» lo veréis por muchos lugares, a mí particularmente, no me gustó, pero hay que probarlo, si te atreves.
Bangkok, la capital, es el punto de entrada al país, sales del aeropuerto y entras en nueva dimensión, no das crédito a todo lo que ves, a mi principalmente me sorprendió los gigantes scalextrics, los inmensos rascacielos, la locura de tráfico, los monjes por las calles, los olores de la comida de los puestos de la calle, con el mejor Pad Thai que comeréis, los puestos de fruta peladita y cortada, la cantidad de gente que hay por las calles, las «vespino» con 3 y 4 pasajeros y sin casco, y no puedo olvidarme de los tuk-tuk, es toda una experiencia coger uno. Templos a visitar, los principales, son tan diferentes que no puedes decir, «visto uno, visto todos»: Wat Arun, Wat Po, Palacio Real y Wat Pha Kaeo (buda Esmeralda), imprescindible. Desde Bangkok podemos hacer varias excursiones: Ayuthaya, Kanchanaburi y un Mercado flotante, por ejemplo.
Desde Bangkok ponemos rumbo a Chiang Mai, en esta zona puedes visitar diferentes poblados, montar en elefante, hacer trekking, excursión al «Triángulo de Oro» y sobre todo no os perdáis Wat Rong Khun, os sorprenderá. A 15 km de Chiang Mai se encuentra Doi Suthep con sus 309 escalones!
Después de recorrer el país, nos merecemos unos días de relax en alguna playa, ¿no os parece? A mí me encantó las Islas Phi-Phi, la playa Ao Maya, Ko Lanta y Ko Rock, todas en el Mar de Andamán. En cualquiera podréis contratar los servicios del «tail boats», «speed boats» o zodiacs que os llevarán a diferentes islas, se puede practicar buceo y/o snorkeling.
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